10 de mayo de 2013

Diferencia.


Te despiertas por la mañana como cualquier día normal y como cada día desde hace unos meses, empiezas a pensar en tu futuro desde el primer instante en el que tus pies rozan el frío suelo de tu habitación.
Siempre has tenido miedo de crecer. Quizás por eso siempre fuiste tan infantil… Pero ahora no tienes elección, porque la vida te da cosas maravillosas, pero a cambio te pide que hagas otras para las que a lo mejor no te ves capaz.
Piensas en la nueva etapa que se avecina, en todos los sucesos ocurridos durante los últimos años, sobre todo en las muertes acontecidas. Esas que han hecho que tu vida, y la de muchos otros, den un giro tan radical… Sabes que has crecido. Pero no crees que haya sido suficiente.
Reflexionas sobre todo eso mientras te vistes, te peinas, desayunas… y, en un momento dado, te das cuenta de que hay algo diferente; es como si ya no existiera tanta presión, te sientes más relajada y ligeramente más feliz.
 Y descubres, con alegría, que ya estás preparada.
Te parece increíble que, de la noche a la mañana, literalmente, hayas madurado tanto. Entonces un mal presentimiento acecha tu mente… ¿A caso simplemente te estás engañando a ti misma para ocultar tu miedo?

4 de mayo de 2013

Desde las alturas.

No tengo animal favorito, pero si tuviera que escoger uno para ser... elegiría el pájaro, porque vuela todo lo que quiere, desde lo alto o desde lo bajo, crea increíbles melodías  siempre acompañado de más pájaros, nunca está solo y hace lo que quiere.
Y viaja por todo el mundo, conoce nuevos lugares y va a donde él quiere, cuando quiere y como quiere.
Observa el cielo desde lo alto, y también a la tierra y a sus habitantes...
Es el ser vivo más libre que existe.
Pero, como no soy un pájaro, supongo que me conformaré con mantener los pies en la tierra y volar de vez en cuando en avión.

Esa puta mierda.

Y una vez más vuelve esa sensación: Cuando las ganas de vomitar aparecen acompañadas de repulsivas arcadas, cuando se forma esa fea mueca en tu cara, arrugando la nariz, apretando los labios, cerrando los ojos, llorando. esa opresión en el corazón que te ahoga, que no te deja respirar apenas. Ese vacío en el alma.
Y es esa puta mierda que te jode por dentro y no te deja vivir. Esa jodida mierda, que del asco que da, no se merece ni siquiera un nombre, pero lo tiene: la soledad. Y, es irónico, pero esa soledad es la única que te acompañará toda tu vida y no te abandonará jamás.

Cosas (personas) que es mejor dejar atrás.

Todas esas cosas que un día tuvieron tanto valor, de repente, en un instante, lo pierden.
Te das cuenta de que en realidad nunca han valido nada, que solo has creado falsas ilusiones vanas.
Te das cuenta, por fin, de que no te importaría perderles, y tiene gracia, porque antes te aferrabas a ellos sin poder soltarlos, a pesar de que ellos se distanciaran...
Que los recuerdos siempre serán tan dulces que parecerán amargos por la nostalgia, pero solo serán eso: recuerdos. Que los guardarás con todo el amor que puedas y más... pero que no querrás volver a vivirlos por nada del mundo.
Porque ya no eres quien eras. Y te encanta esa sensación: Dejarles atrás... mientras esperas a que llegue algo mejor. Porque sabes que falta poco.

Perdonar, perdonarse y pedir perdón.

Llega un momento en tu vida en el que te paras a pensar en todo lo que pudo pasar y no pasó.
En todo lo que pudiste ganar y perdiste, pensando que ganabas. 
Cuando todo ha terminado y ya no queda nada. Cuando te sientes vacía. Cuando más les necesitas...
Es entonces cuando empiezas a llorar como una niña pequeño. Como la niña pequeña que eras cuando comenzó todo, y como la niña pequeña que todavía, en el fondo, eres. Por fin te desahogas como deberías haber hecho ya hace tiempo. 
Perdonas a los demás, te perdonas a ti misma y pides perdón. Y es la mejor sensación que has tenido en tanto tiempo... 
Pero solo dura unos instantes.
Al cabo de un rato, a pesar de haberte disculpado y haber perdonado, todo sigue igual. Vacío. Desecho. Hueco. Y así es como te sientes tú. 
Y te das cuenta de que las cosas en realidad no son tan fáciles, de que costará mucho esfuerzo, tiempo y soledad recuperar tan solo una pequeña parte de aquello que perdiste. Pero sabes que merece la pena, y que no podrás parar hasta haberlo conseguido. 
Que todavía queda mucho pero que, a cada minuto que pasa, queda menos.